Viajamos en esta ocasión al deshabitado y silencioso paraje toresano de Quinta de la Quietud, una bodega de Sacristán Mena y amigos que con la ayuda de la nariz de Jean François Hébrard nos regala unos vinos auténticos, artesanos, de terruño, respetuosos con la naturaleza y con las buenas prácticas, eso que se conoce ahora por cultivo ecológico y que se venía llamando abono con estiércol, desinfección con infusiones de plantas, vendimia manual, etc.
La bodega elabora cuatro vinos diferentes: Quinta Quietud, el vino emblema de la casa y que es tema de esta conversación, un vino de guarda de tinta de toro, lleno de carácter; Corral de campanas, un vino gratificante y más económico que está dispuesto a darlo todo desde su embotellado; La mula de la quietud, el vino más exclusivo de la bodega, de una parcela centenaria del mismo nombre; y La dulce quietud, un dulce natural de uvas blancas repartidas por el viñedo que con el tiempo y la madera van dando añadas muy diferentes entre sí y cada vez más sorprendentes.
El que nos ocupa hoy es Quinta Quietud, un vino de guarda, como hemos dicho, que afina y enseña su potencial con los años en botella. La primera añada fue la de 1999, y en este momento se comercializa la 2011. Nosotros vamos a discutir de las añadas 2009, 2005 y 2003. Trataremos de buscar su potencial de envejecimiento. Los vinos de Toro en general llevan unos años haciéndonos disfrutar muchísimo a precios relativamente económicos, pero siempre nos queda la sensación de duda con respecto a su envejecimiento en botella. En este caso podemos probar tres añadas ya maduras de una bodega noble, de su vino de guarda, lo cual nos puede dar mucha información sobre la propia bodega e incluso sobre las posibilidades de la región. El 2003 puede parecer una bagatela, por ejemplo para los riojanos, pero hoy es muy difícil encontrar botellas de Toro de antes de 2003.
Las características de los Quinta quietud son las siguientes:
Tinta de toro 100%, de viñas de entre 25 y 85 años de edad, con rendimientos muy bajos, de alrededor de 4000kg/ha.
Crianza: maceraciones largas, maloláctica espontánea y 20 meses en barricas de roble francés, nuevas, de un uso y de dos.
Producción aproximada: 40000 botellas anuales.
Precio de la añada actual (2011): 16-20 EUR.
1. Quinta quietud 2009.
2. Quinta quietud 2005.
3. Quinta quietud 2003.
1. Quinta quietud 2009.
Puntuación media (4): 4.
De aspecto bonito, capa media alta, lágrima abundante, color picota con destellos rubíes, ribete claro. En nariz es potente, licoroso, dulce, con frutas negras abundantes, maderas nobles, balsámicos, setas, humedades... riquísimo en matices. En boca ataca fresco y goloso, con amplitud y volumen, con un retronasal muy poderoso y un final graso, amargoso, largo y potente. Destaca la cereza picota bien madura y unas notas complejas de la crianza en madera perfectamente ensamblada con un tanino muy agradable. Si bien empieza a observarse el deseable matiz de la guarda, el vino resulta completamente juvenil y espontáneo, casi desvergonzado, con buena estructura y acidez, lo cual hace pensar que le quedan muchos años por delante todavía.
2. Quinta quietud 2005.
De aspecto similar al anterior, pero más rubí, más brillante, y sobre todo más pesado y denso. En nariz es asombroso: sin agresividad, demuestra una poderosa contundencia en la que predomina la fruta roja y negra, dulce y madura, casi en mermelada, con notas de café en grano y torrefactos que vienen y van, y un recuerdo de bosque húmedo muy leve. En boca es envolvente, algo más longitudinal que el anterior, con una gama de matices propios de la crianza en madera extraordinario, un recuerdo de cacao y un final inagotable. Todavía es fresco y jovial, de magnífica estructura y equilibrio. Se nota más redondo y fino que el 2009, pero en absoluto parece más viejo. Está bueno como para beberse una barrica entera, pero podemos esperar de él con garantías otros 10 años de vida.
3. Quinta quietud 2003.
De aspecto también similar a los anteriores, tal vez más claro, sobre todo el ribete, que sorprendentemente todavía no tuerce hacia los tonos teja, quizá más ligero. En nariz es más armónico, fino y elegante, como nunca pensamos que iba a ser un Toro de 2003. Esta vez nos sorprenden las notas de frutas de bosque recién cogidas, la frescura. En boca ataca dulce, con un recorrido más longitudinal, más redondo, más ligero, más amable y más fino, con una acidez oportunamente situada. Se nota que es el más viejo de los tres, aunque quizá la añada, de peor calidad que en 2005, haya resultado en un vino menos estructurado y al final con un carácter más fino. En definitiva gustó muchísimo, y por el aspecto y las sensaciones no hace pensar que no le quede mucha vida por delante.
Conclusiones.
Los Quinta quietud son vinos de guarda, y de mucha guarda podríamos asegurar, lo que quizá pueda extenderse a toda la región para los buenos productores. No sabemos si llegarán a envejecer durante décadas, pero de momento andan con sus más de 10 años a las espaldas como si nada, es más, empezando a descubrir secretos que tenían escondidos bajo un manto de robustez y fiereza, enseñando las intimidades de unos vinos que en el fondo son tiernos y amables.
Un consejo para acabarse la botella: decantarlos utilizando un filtro; son vinos elaborados al natural y presentan mucho poso con la edad, y cada sorbo es demasiado bueno como para desperdiciarlo por la abundancia de precipitados. En cualquier caso, requieren mucha oxigenación, nosotros, por experiencia, los abrimos seis horas antes, y una temperatura de servicio superior a 18ºC, para ser degustados en plenitud.
Criterio de puntuación:
5: Excepcional, complejo, único, emblemático.
4: Excelente, genuino, satisfactorio, ejemplar.
3: Bueno, recomendable, equilibrado, destacable.
2: Correcto, común.
1: Insuficiente, no recomendable.
Entre paréntesis el número de puntuaciones.
De aspecto bonito, capa media alta, lágrima abundante, color picota con destellos rubíes, ribete claro. En nariz es potente, licoroso, dulce, con frutas negras abundantes, maderas nobles, balsámicos, setas, humedades... riquísimo en matices. En boca ataca fresco y goloso, con amplitud y volumen, con un retronasal muy poderoso y un final graso, amargoso, largo y potente. Destaca la cereza picota bien madura y unas notas complejas de la crianza en madera perfectamente ensamblada con un tanino muy agradable. Si bien empieza a observarse el deseable matiz de la guarda, el vino resulta completamente juvenil y espontáneo, casi desvergonzado, con buena estructura y acidez, lo cual hace pensar que le quedan muchos años por delante todavía.
2. Quinta quietud 2005.
Puntuación media (5): 4,3.
De aspecto similar al anterior, pero más rubí, más brillante, y sobre todo más pesado y denso. En nariz es asombroso: sin agresividad, demuestra una poderosa contundencia en la que predomina la fruta roja y negra, dulce y madura, casi en mermelada, con notas de café en grano y torrefactos que vienen y van, y un recuerdo de bosque húmedo muy leve. En boca es envolvente, algo más longitudinal que el anterior, con una gama de matices propios de la crianza en madera extraordinario, un recuerdo de cacao y un final inagotable. Todavía es fresco y jovial, de magnífica estructura y equilibrio. Se nota más redondo y fino que el 2009, pero en absoluto parece más viejo. Está bueno como para beberse una barrica entera, pero podemos esperar de él con garantías otros 10 años de vida.
3. Quinta quietud 2003.
Puntuación media (4): 4,4.
De aspecto también similar a los anteriores, tal vez más claro, sobre todo el ribete, que sorprendentemente todavía no tuerce hacia los tonos teja, quizá más ligero. En nariz es más armónico, fino y elegante, como nunca pensamos que iba a ser un Toro de 2003. Esta vez nos sorprenden las notas de frutas de bosque recién cogidas, la frescura. En boca ataca dulce, con un recorrido más longitudinal, más redondo, más ligero, más amable y más fino, con una acidez oportunamente situada. Se nota que es el más viejo de los tres, aunque quizá la añada, de peor calidad que en 2005, haya resultado en un vino menos estructurado y al final con un carácter más fino. En definitiva gustó muchísimo, y por el aspecto y las sensaciones no hace pensar que no le quede mucha vida por delante.
Conclusiones.
Los Quinta quietud son vinos de guarda, y de mucha guarda podríamos asegurar, lo que quizá pueda extenderse a toda la región para los buenos productores. No sabemos si llegarán a envejecer durante décadas, pero de momento andan con sus más de 10 años a las espaldas como si nada, es más, empezando a descubrir secretos que tenían escondidos bajo un manto de robustez y fiereza, enseñando las intimidades de unos vinos que en el fondo son tiernos y amables.
Un consejo para acabarse la botella: decantarlos utilizando un filtro; son vinos elaborados al natural y presentan mucho poso con la edad, y cada sorbo es demasiado bueno como para desperdiciarlo por la abundancia de precipitados. En cualquier caso, requieren mucha oxigenación, nosotros, por experiencia, los abrimos seis horas antes, y una temperatura de servicio superior a 18ºC, para ser degustados en plenitud.
5: Excepcional, complejo, único, emblemático.
4: Excelente, genuino, satisfactorio, ejemplar.
3: Bueno, recomendable, equilibrado, destacable.
2: Correcto, común.
1: Insuficiente, no recomendable.
Entre paréntesis el número de puntuaciones.
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