miércoles, 25 de noviembre de 2015

Grandes de Sanlúcar de Barrameda

Octubre 2015.

Atacamos en esta ocasión una cata en competición de cinco de las mejores manzanillas que se producen en Sanlúcar de Barrameda. Tratamos de intuir cuál se lleva la medalla de ser nuestra preferida.



Orden de Cata:
  1. Álvaro Doomecq La Jaca.
  2. Herederos de Argüeso San León Reserva de familia.
  3. Lustau Almacenista Manuel Cuevas Jurado.
  4. Antonio Barbadillo Sacristía AB primera saca de 2014.
  5. Equipo Navazos La Bota Nº 55.

El criterio elegido en el orden de cata fue arbitrario, prefiriendo únicamente La Jaca en primer lugar por cuestiones de juventud.

1. La Jaca.

Palomino fino (100%).

Esta es la única de las cinco manzanillas no pasada, la más modesta de la cata en términos económicos, un vino de estilo clásico de gran nivel, oro pajizo precioso, de aroma ligero, fresco y punzante, muy fácil de beber, pero con longitud y profundidad. Coincidimos todos en que posiblemente era la mejor que hemos probado en este segmento.

2. San León Reserva de Familia.

Palomino fino (100%).

Manzanilla pasada de más de 90 meses, de una histórica bodega jerezana, en la que destaca la madurez, la levadura, compleja y redonda, de sabor poderoso, amplio y largo pero sin olvidar la finura. Convenció, pero, en comparación, a la mayoría le gustó más la frescura y ligereza de La Jaca.

3. Almacenista Manuel Cuevas Jurado.

Palomino fino (100%).

Se trata de una manzanilla en la que Lustau prefiere destacar el trabajo del pequeño bodeguero Manuel Cuevas Jurado y distribuir el vino familiar y tradicional mediante su poderoso cauce. Con su color pajizo pálido, en la cata levantó de la silla a casi todos por su generoso aroma a manzana y a crianza inolvidable, levaduras y tostadas, con un recuerdo marino que invitaba a comer moluscos. Sin duda un privilegio para la nariz. En boca resultó menos contundente, con estructura y cuerpo sobrada, pero con una agradable frescura sorprendente.

4. Sacristía AB primera saca de 2014.

Palomino fino (100%).

Por el momento, Antonio Barbadillo Mateos solamente elabora manzanillas, en sacas trimestrales, tratando de rescatar las peculiaridades organolépticas de cada estación. El resultado es sobervio: una manzanilla de capa más alta, pálida, acerada, de aromas complejos y profundos a mar, a frutos secos, a aceitunas, y un sabor yodado poderoso y elegante, muy polifacético, añadiendo a los matices nasales otros con recuerdos rocosos, especiados. De trago muy amable, limpio y envolvente, con todos los matices propios de la prolongada crianza, pero con frescura y un recuerdo persistente. Habíamos probado otras sacas recientemente, más antiguas, incluso esta misma saca muchos meses antes, y comprobamos que, tal y como asegura Antonio Barbadillo, su manzanilla puede evolucionar en botella perfectamente.

5. La Bota Nº 55.

Palomino fino (100%).

Se trata de una selección de las 22 botas de la solera más antigua de Miguel Sánchez de Ayala, que el Equipo Navazos comercializa para suerte y deleite de todos nosotros. Compleja de catar: color brillante y limpio, más dorado que de costumbre, aromas abundantes y bien ensamblados, tostados, frutos secos y levaduras predominantes, con recuerdos de carpintería, pastelería, playa; en boca se muestra completa, destacando las almendras y el mar levemente sobre un fondo variadísimo de frescura, dulzura, redondez, sedosidad, cremosidad, persistencia, volumen, longitud, potencia y acidez. Un poco de todo a la vez, y cuanto más la catábamos, más compleja.


Conclusión.

Teniendo en cuenta que tratábamos de hilar muy fino en nuestro paladar para elegir la mejor de estas cinco joyas enológicas, después de hacer la cata ordenada de ida y vuelta, a nuestro parecer descubrimos que La Bota Nº 55 tiene las cualidades de los grandes vinos en mayor medida que el resto: es muy complejo, riquísimo en matices, muy equilibrado y poderoso en el recuerdo. Algunas voces abogaban por el espléndido y arrebatador perfume de Manuel Cuevas Jurado, inconfundible e inolvidable. La Sacristía, sin embargo, no fue la mejor opción para nadie, aunque tampoco hubo quien le quitara méritos. Y La Jaca, para terminar, nos pareció excepcional en su precio y madurez. Al final, hicimos cortos y nos abrimos otra manzanilla San León, para que no se sintiera apartada del grupo, y nos sentó muy bien.

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